jueves, 3 de diciembre de 2009

Lo fatal

Faltan pocas horas. Como nunca antes, analistas y periodistas repiten incansablemente que los resultados del proceso electoral que está a punto de concluir, serán decisivos para el futuro del país.
Resulta extraño que a pesar de esta fatal sentencia, sea inevitable sentir gran apatía respecto a los acontecimientos del domingo.
Será porque el repetitivo llamado a las urnas en Bolivia, le ha quitado al voto su valor político y su sentido de ejercicio ciudadano.
A estas alturas del partido parece inevitable sentirse manipulado o instrumentalizado cuando se vota.
Como fuera, es muy probable que la elección verdaderamente categórica y decisiva para el país haya sido la del año 2005. Las elecciones en curso nunca pusieron en juego la alternancia del poder. Más bien se trató de una cuidada estrategia política en busca del amplio control del poder legislativo. Una especie de ‘paso consecutivo’.
El resultado es tan previsible como presentida la imagen símbolo de la victoria: un puñado de serpentinas y folklóricos colores en torno al soberano.