lunes, 27 de abril de 2009

El caos y el anti progreso

Si el orden permite una condición de tranquilidad, de sosiego necesario para que una sociedad pueda progresar, el desorden hace todo lo contrario. Es decir, crea un desgobierno absoluto.
Lejos de llevarnos a una meta diseñada por la razón, el caos nos arroja en este escenario de torpezas, de absurdos e irracionalidades que es Bolivia.
El “desgobierno” no respeta las leyes, los acuerdos internacionales, los protocolos y mucho menos, el buen criterio. ¿Para qué? La desorganización no se vale de tan nobles instrumentos. Le basta simplemente con pasar de ellos, o peor aún con pisotearlos con arrogancia y atrevida ignorancia para erguir su imperio de lo imprevisible. Y vivir sin saber a que atenerse es terrible…
Tan terrible como morir en medio de la noche, desprevenido entre el sueño y el descanso, victima de improvisos balazos como murieron tres personas el pasado 16 de abril en el hotel Las Américas de Santa Cruz.
Pedirle al “desgobierno” que entienda que todo sospechoso es inocente hasta que un juicio justo compruebe lo contrario es pedirle peras al olmo.
Así como inútil es exigirle al “desgobierno” que respete el derecho a la vida, un derecho inherente a la persona: “nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente", dice el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Inútil porque en el caos, la vida civilizada que va hacia adelante con progreso, con respeto y con inteligencia no cabe.