martes, 24 de febrero de 2009

Demasiado optimismo

Hace calor. Espero bajo el sol a que pase el micro que ha de llevarme a mi destino. Cuando llega, subo al vuelo porque el motor suena ronco y amenazante, un código que en el mundo del trasporte público significa: “¡apúrate que tengo que marcar tarjeta!”. Con poco de simpatía y mucho de rudeza, el chofer estira la mano para ser pagado.
He tenido fortuna, hay poca gente y puedo moverme con facilidad en el estrecho espacio. Me siento. El forro del asiento está cortado y de su interior brotan unas esponjas amarillas. Bajo la mirada y percibo que mis pies reposan sobre unas laminas de madera que sirven de remiendo para cubrir un hueco que el tiempo y el uso han dejado en el suelo. Mientras compruebo el color oxidado de los hierros, una serie de pensamientos me asaltan: el “Estado plurinacional”, una duda: ¿será que recomenzará el calvario de las colas en busca de GLP y de diesel?, el gobierno dice que la culpa de la corrupción en YPFB es de los gringos, las declaraciones de Álvaro García Linera sobre la necesidad de acostumbrarme a ver tropas en las calles del país…De pronto, el barullo de la calle me devuelve a la realidad del micro. Desde la ventana veo a un grupo de carnavaleros en una caravana por la diversión. Pienso, ¡que optimismo!…

2 comentarios:

  1. Lamentablemente sí, las colas comienzan y seguirán por un buen tiempo, ya ni aceite lubricante se va a poder encontrar fácilmente, pero no importa mucho mientras no falte cerveza.

    Saludos

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  2. Don Juan de Sarco: Asi es, no importa mientras no falte cerveza...
    Otro saludo para ti.

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