miércoles, 4 de marzo de 2009

Mitos

Algunos gobiernos latinoamericanos están constantemente ocupados en la construcción de mitos, en la escritura de un guión que les permita desplazarse cómodamente en los terrenos del poder.
Para cohesionar la sociedad y llevarla a la unanimidad en lo que sea políticamente importante, les es necesario contar una historia. No importa cuán descabellada sea o cuán lejana esté de la realidad. Lo importante es que funcione. Y en nuestro caso, funciona. Los mitos a los que apela constantemente el Movimiento al Socialismo ocupan pesadamente la escena nacional. No hablamos más sobre los temas que más deberían importarnos; no nos preguntamos por la salud de nuestra economía, el estado de nuestra educación, de nuestro sistema de salud. Negocios, oportunidades, innovación, cultura… Todo parece olvidado o más bien, superado por los mitos que alimentan el poder. El de un tiempo inmemorial y prodigioso en el que todo era mejor, interrumpido por la colonia española. El de los peligrosos enemigos: el neoliberalismo y el imperialismo. El de una nación saqueada por la inversión extranjera, ¡vendida!. El mito de la recuperación de los recursos naturales para su salvación. Y ahora que YPFB muestra que está haciendo todo, menos salvarlos, el patético mito de la corrupción obligada, introducida como un veneno por un infiltrado de la CIA.
Y para recordar un mito de las épocas de oposición masista, “ya no corremos el riego de perder nuestro gas en manos chilenas como una vez perdimos el mar” porque ni siquiera podemos abastecer el mercado interno. Pero no importa, estamos ocupados con historias de complot, con la nueva guerra fría que explota, para nuestro orgullo, en el corazón mismo de Sudamérica.

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