domingo, 15 de marzo de 2009

Ingenuos pronósticos

Litio. Autos eléctricos. Víctor Hugo Cárdenas.
Los más candidos e ingenuos pronósticos dicen que Bolivia se convertirá en el medio oriente energético del mundo. La necesidad mundial de construir autos eléctricos que precisan de litio para la fabricación de la baterías que los propulsan, ha suscitado tales auspicios para el país. En cualquier otro lugar poseer casi la mitad de este mineral sería motivo de optimismo. El litio ha revolucionado la tecnología de las baterías, indispensables para los teléfonos celulares o los computadores portátiles. Pero en casa las cosas no son así. Imaginar que podamos aprovechar este recurso natural, que nos proporcione progreso y hasta prosperidad es imposible. Cualquier sentencia comunitaria, amparada en confusos argumentos ancestrales bloqueara todo proyecto. Si a un hombre, un padre de familia, un ilustre ciudadano llamado Víctor Hugo Cárdenas se le atropella sin que el Estado quiera y pueda garantizar sus derechos fundamentales, que se puede esperar que suceda con empresas extranjeras interesadas en explotar el litio en territorio nacional, si a priori las consideramos saqueadoras e indeseables. La única función social que puede cumplir una casa es la de cobijar a la familia que vive en ella. Pero la razón aquí no cabe. Nada puede ser dicho frente a una “justicia comunitaria” que no tiene base en un estudio antropológico o histórico, sino en la imaginación de unos cuantos y cuyo único objetivo es el de la picardía.
Si alguien cree que Bolivia aprovechara su litio, este nuevo petróleo, es porque no conoce el carácter de nuestra sociedad. Pero entre nosotros sabemos como son las cosas: Víctor Hugo Cárdenas y su familia fueron agredidos así como así, expulsados de su pueblo y su casa expropiada. ¿Qué tiene que ver ese primitivismo con los autos del futuro? Nada. Cuando los nuevos vehículos comenzaran a rodar gracias al litio de Chile, Argentina o Tibet, nosotros seguiremos atropellando a nuestros ciudadanos. Porque hoy es Víctor Hugo Cárdenas, mañana será otro.

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