sábado, 20 de junio de 2009

Adivinanza

No son personas. No son alimentos. Tampoco objetos.
Son dos países.
Aparentemente son opuestos, radicalmente contrarios… Pero pensándolo bien resultan ser más que “igualingos”, exactos.
Uno tiene una historia muy antigua y en él se habla persa. El otro tiene una historia menor y su población habla español.
El primero tiene clima seco. El segundo tropical.
En uno de los países las mujeres se cubren con velos. En el otro, muestran sus escotes.
En ambos casos, los gobiernos son intolerantes, igualmente represores.
Los dos gobernantes prometieron luchar contra la pobreza, acabar con la corrupción. En ambos casos se formaron nuevas elites y se generó más corrupción.
Uno quiere controlar el Líbano. El otro, a Bolivia.
Los dos se dicen democráticos cuando lo que quieren es perpetuarse en el poder.
En ambos países una vasta población de espíritu libre no se identifica con sus conductores y sale a la calle a pedir pacíficamente que se le escuche.

Un artículo de MOISÉS NAÍM publicado hoy en el periódico El País trata brillantemente este tema.

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