viernes, 8 de mayo de 2009

Burla

Sentadas las damiselas en el escaño de la crítica,
escondidas entre los colores del maquillaje, entre las texturas de un vestido,
ensayan una pose distinguida mientras apuntan con el dedo la dirección de la burla.

Los ojos se multiplican en sus cuerpos,
brotan como burbujas y se acomodan en las formas angulosas de sus rostros.

son precisamente, las miradas diseminadas
las que eligen entre la aglomeración al bufón.

Las damiselas persiguen la ironía, le buscan un lugar, un momento, un nombre.
Se esfuerzan porque hiera la palabra, los gestos hieran, hiera la risa.

Entonces, sobre el elegido se desploma la mofa, que
a hogadamente se avergüenza
con las miradas y risas ajenas atoradas en su garganta.

Intenta defenderse, busca la aprobación, la aceptación.
Teme aventurarse en la espontaneidad, en su propia naturalidad
porque conoce lo inadmisible de la equivocación.

Desearía mostrar su intimidad
con su torpeza, su belleza,
en su esencia imperfecta.

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